martes, 2 de abril de 2019

Cuando se calmen los malos vientos, volveré

Portada del libro "Quan calmin els mals vents, tornaré" de Pilar Fancès. Por ahora no estaà trarducido al castellano



Desde hace tiempo, y lo saben mi familia y amigos, me gustaría visitar alguno de los lugares del sur de Francia que conforman la "ruta del exilio" republicano. Empezaría por pisar la arena de la playa de Argelès, donde los franceses instalaron deprisa y corriendo algunos de medio millón de refugiados republicanos; luego continuaría con la visita a la Maternidad de Elna, y terminaría en el Museo Memorial del Exilio de La Jonquera.



Cada año pienso en apuntarme a las rutas que organiza el Museo de Historia de Girona pero, cuando me doy cuenta, ya ha pasado el día o aquel domingo tenía otra cosa que hacer. Y no he encontrado a nadie lo suficientemente interesado en el tema que me quiera acompañar cuando lo he preguntado. Se trata de una excursión especial y emotiva, y no quiero ir sola. Entre estas y otras excusas no he ido todavía, y mira que tengo ganas !.



Algunos amigos me preguntan el motivo de mi interés por el exilio republicano, si no tengo ningún familiar exiliado. Yo tampoco lo entiendo, la verdad.

Pero tal como la protagonista del libro "El azul de la Virgen" de Tracy Chevalier, que sufre y vive en su propias carnes los dolores físicos y mentales de una chica del siglo XVI, yo también lloré sobre la tumba de Antonio Machado, nuestro querido y triste poeta, cuando la visité hace ya unos cuantos años. No sé qué me pasó. Momento "azul de la virgen, supongo. O tal vez influyó el estado de dejadez en que se encontraba. También tengo otros momentos "adv", como cuando cruzo la frontera de La Junquera dirección Francia. En el coche y mirando a través de la ventana no puedo evitar pensar, en blanco y negro, en las caravanas de exiliados, soldados de Incierta gloria derrotados, madres con niños, ancianos, embarazadas ... Los imagino huyendo en 1939 bajo los aviones italianos y alemanes que los bombardeaban. Total, para ir a caer ... en el infierno de Argelès.



Con todos estos antecedentes, cuando la Pilar Francés me dijo que había escrito un libro sobre su abuelo y el exilio en Francia, pensé que seguro que me encantaría, y así ha sido. "Cuando se calmen los malos vientos, volveré" es el libro que había estado esperando al respecto. Y no me ha defraudado en absoluto.



El libro es un auténtico homenaje a su abuelos Josep y Pietat, a toda su familia, y por supuesto a los exiliados del la guerra civil. Y también a los que se quedaron en Cataluña. No fue fácil para nadie. A través de Josep Francès los lectores vivimos en primera persona todas las miserias que los exiliados sufrieron en su día a día en los campos de concentración franceses y las de después tuvieron que aguantar como trabajadores forzosos mientras huían del nazismo. Con el libro he aprendido también que hubo exiliados que se fueron en barco.


He podido poner nombre a las fotografías e imágenes tantas veces vistas. Como dijo el escritor Jaume Cabré en la presentación de su libro "Yo confieso" en Gerri de la Sal, a la que tuve la suerte de asistir, necesitamos los personajes de los libros, que dan voz y alma a todas estas personas . El abuelo Josep, sin embargo, no es un personaje inventado, sino que existió. Y tal como dice Pilar Francès, todo lo que se explica en el libro es verdad autèntica. No hay nada inventado. A través de Josep conoceremos los sufrimientos y miserias de las personas sencillas, que participaron en la guerra civil española, porque era su deber, que perdieron esta guerra y que pagaron un precio demasiado alto sin haber tenido mucho que ver en el conflicto.

Este libro también me ha recordado al personaje real del libro de Javier Cercas "El monarca en las sombras". Como Pilar Francès hizo, también Javier Cercas investigó sobre la vida del tío de su madre, Manuel Mena, y intentó averiguar por qué un chico de 18 años decidió alistarse en el bandos nacional, y morir por sus ideas, equivocadas, pero suyas.

Volviendo al libro de Pilar Francés, debo decir que me ha gustado también porque nos transporta a un Sant Feliu de Guíxols de otros tiempos, el pueblo marinero que un día fue, en tiempos de los primeros turistas de familias burguesas, y a mi querida Conca. Yo también amo aquel Sant Feliu que conocí cuando iba al Instituto, y que ya no existe.


Cuando hayais terminado de leer el delicado libro, que contiene también unas preciosas y entrañables fotografías y cartas familiares que Pilar ha tenido el gusto de mostrarnos, una vez que hayáis cerrado la contraportada, sólo os pido una cosa: dedicad un pequeño instante a pensar que esta historia no ha acabado. El abuelo Josep vive todavía. Se encuentra en la isla de Lesbos ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario