lunes, 1 de julio de 2024

Némesis


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A veces alguien nos hacer creer que existe una némesis, un enemigo mortal del que hemos de defendernos a cualquier precio. Esta némesis es imaginaria, por supuesto, pero nosotros la vemos real,  porque nos lo han hecho creer. Y lo que es más grave, actuamos como si existiera de verdad. En mi caso, mi némesis es el mosquito tigre, y para una amiga y vecina, las mafias okupas de pisos.  El mismo día que ella hacía venir a los técnicos de “Securitas Direct” a su piso, unos operarios entraban en mi casa a colocarme unas enormes mosquiteras. 

 

 

No vivo a Kenia, donde los mosquitos causan problemas reales de salud como la malaria, ni los mafiosos tampoco entrarán en el piso de mi amiga. Estos individuos conocen perfectamente el tipo de vivienda susceptible de ser okupado: edificios embargados por los bancos, construidos a punto para entregar a sus propietarios, o situados en barrios degradados... Yo ahora tampoco daré pistas a esta gente... Pero alguien nos metió el miedo en el cuerpo haciéndonos creer que nos iban a atacar. Teníamos que hacer alguna cosa.

 

Goebbles, el ministro de propaganda de Hitler, supo utilizar esta flaqueza humana para sus fines. Gracias a sus métodos y sus mentiras, los alemanes de los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial consideraban que los judíos eran la causa de todos sus males, su némesis. El régimen de Hitler hizo creer a la población alemana que, entre otras muchas mentiras,  los judíos habían ayudado el enemigo para que Alemania perdiera la Primera Guerra Mundial. Una de tantas falsedades que el ministerio de propaganda nazi predicó durante  aquellos años. Y tengo que decir que todavía funcionan hoy en día: una persona a la cual expliqué esta historia recientemente,  dudó  que quizá era verdad. 

 

El enemigo imaginario que utiliza la ultraderecha es el inmigrante. Es la causa de los infortunios  de los europeos. Cambiamos “judío” por “inmigrante” y todo cuadra a la perfección. Podemos ver cada día cómo los partidos xenófobos usan al pie de la letra el manual de instrucciones de Goebbles, pero adaptado a los tiempos actuales. Solo hay que abrir el móvil o el ordenador y  leer las mentiras, fake news o verdades a medias, las mismas de Goebbles en los años treinta, pero adaptadas a los tiempos actuales. Y funcionan, vaya si funcionan. Es que es tan fácil dar solucionas simples a problemas complejos! A las últimas elecciones me remito.

 

https://revista.lamardeonuba.es/al-descubierto-asi-cumple-vox-los-11-principios-de-propaganda-del-nazismo-ideados-por-joseph-goebbels/


Hace unos días cogí un taxi en Cracovia. El conductor acabó explicándome cual era su némesis: los “arabiens” que habían venido de Africa ( entre él y yo no hacíamos ni el primer curso de inglés, pero nos entendíamos). En los cinco días que estuve en Cracovia no vi ni uno. Ni uno!!! Para él, las imágenes que le llegaban de los disturbios de la Banlieue de París eran terroríficas. Opinaba que los inmigrantes tenían que marcharse de Polonia. Tenía miedo que en su país  pasara “lo mismo”, que en Francia. No fue fácil frenar a mi marido que me pedía que le transmitiera en inglés que afortunadamente ellos ya disponían de instalaciones preparadas para ser ocupadas por los inmigrantes ( en clara referencia en los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau que acabábamos de visitar). Yo también lo ataqué, pobre chico. Le quise descolocar informándole que el verdadero peligro para Polonia venía del Este, no de África. Putin cualquier día volvería a invadir Polonia. Rusia hace meses que ha entrado en economía de guerra y por algún motivo será. Además tener al otro lado de la frontera un país poderoso y imperialista que ya había invadido Polonia no hace tanto, no es para estar tranquilo.  El taxista me miró muy sorprendido, no se lo esperaba. 

 

En cuanto a mi amiga, mientras cenaba una noche de verano con su familia en casa, un hombre entró por el comedor, escalando los tres pisos de  la fachada,  y los  atacó. No fue un okupa, sinó un ladrón. 

 

En mi caso, una plaga de chinches venida de no se sabe dónde, por los enchufes, por los zapatos, vete a saber, me acribillaron a picaduras mientras dormía. Los mosquitos tigre se lo miraban desde el otro lado de la mosquitera, muertos de risa...