No habrá gobierno en los próximos días.
Como si yo fuera una
pitonisa que predice el futuro acariciando la bola de cristal, a Dios pongo
por testigo... que no habrá gobierno los
próximos días en España. Aquí lo dejo, toma ya!
Espero equivocarme.
Este futuro tan oscuro que visualizo, sólo puede ser fruto de
la absoluta desesperanza y de la desconfianza que me provocan los partidos
políticos, sin distinción de colores, claro que sí. Todos y cada uno de los políticos que esta semana han constituido el Congreso de los Diputados, desde
los que he votado con una pinza en la nariz, hasta los que no comparto su
ideología, y está claro, incluso los que odio, sí los odio, hasta lo más
profundo de mi ser, porque ahora sí hay políticos que odio, todos me provocan
desde tristeza y frustración hasta ira.
¿ Que me ha hecho
llegar a esta conclusión, errónea espero, sobre la falta de gobierno y, de paso,
unas nuevas elecciones? La reflexión a la que llegué hace unos días sobre la amistad.
Tengo tres amigas
que conservo desde los primeros cursos de EGB, sí, de cuando había EGB, BUP y
COU. Aquí el desocupado lector joven deducirá con estas siglas que pertenezco a
la época de los dinosaurios.
Me considero muy
afortunada de tenerlas como amigas y que ellas también me consideren.
Evidentemente que a lo largo de todos estos años hemos tenido temporadas que no
hemos coincidido mucho, por diferentes
circunstancias (matrimonios, trabajos, hijos), pero siempre hemos intentado
encontrarnos, a pesar de vivir separadas. Hay determinadas fechas del año que
son sagradas para nosotras, y, o bien solas, o con las parejas o familia, nos
encontramos. En los últimos años, las cuatro hemos hecho escapadas solas tan de moda a partir de los cuarenta años.
Siempre que vuelvo de una viaje de estos constato la suerte que tengo. Regreso
a casa como si hubiera hecho terapia de grupo, después de convivir cuarenta
ocho horas seguidas con ellas. Realmente, el concepto “buena persona” se inventó
pensando en ellas.
Las tres están involucradas directa o indirectamente en
la política municipal de su pueblo, y en partidos políticos de diferente
ideología, lo cual me enorgullece como amiga y como ciudadana. Siempre he
pensado que los concejales y concejalas de pueblo son el último mohicano de la
auténtica política, entendida como la búsqueda del bien para el ciudadano y no
para el partido.
Pues bien, desde el
día 1 de octubre de 2017, fecha del inicio de una época bastante convulsa para
Cataluña, fecha en que la política, quisieras sí o sí, entró en las casas de
todas las familias catalanas para quedarse a la mesa del comedor, no hemos
tenido nunca una conversación profunda del fondo de la cuestión. Sí que hemos
comentado muchas veces la situación de los presos políticos, de los exiliados,
del partido de ultraderecha, de las manifestaciones independentistas en
Bruselas y Madrid, en que algunas de ellas han participado, etc. Pero no hemos
entrado nunca a opinar sobre el tema de fondo, que en definitiva es hablar
sobre política.
Si podía haber un
ejemplo de personas razonables y sensatas para debatir sobre auténtica
política, éramos nosotras cuatro. Y no lo hemos hecho. No me había dado cuenta
hasta ahora, por eso la entrada de hoy. Estoy convencida que a pesar de tener
diferencias ideológicas, sí que tenemos muchos puntos en que coincidimos. Pero
no lo hemos hablado nunca. No tengo ni idea del motivo. O puede que lo llegue a
imaginar, y puedo estar equivocada, en los motivos de cada una. Así ha sido
siempre que hemos sido las cuatro juntas, ya sea visitando la exposición de flores de Girona, colgadas en el teleférico de la
isla de Capri, zampando pizza en Nápoles, o paseando en coche de caballos por Sevilla como unas auténticas turistonas.
Las cuatro hablando de los hijos, de la vida, de los trabajos, de enfermedades,
del dolor de la pérdida de nuestros padres... pero de política de nada.
Si nosotras cuatro
no nos hemos atrevido a debatir sobre el fondo de la cuestión, o no lo hemos
creído conveniente o yo que sé, pero no lo hemos hecho, no espero en absoluto
que políticos, que en definitiva viven de mantener la tensión y las diferencias
entre ciudadanos, puedan llegar a tender puentes y a llegar a acuerdos para
formar gobierno.
De aquí mi frase de
inicio de la entrada de hoy.
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